España investigará la matanza de jesuitas en El Salvador en 1989

La Audiencia Nacional investigará el asesinato de seis jesuitas, (cinco españoles), su ama de llaves y la hija de ésta, en El Salvador en 1989. El juez Eloy Velasco admitió ayer a trámite la querella presentada en noviembre por la Asociación Pro Derechos Humanos de España contra los supuestos autores de la matanza: 14 militares del Ejército salvadoreño y el presidente del país y comandante de las Fuerzas Armadas entonces, Alfredo Cristiani. El juez ve indicios de asesinatos terroristas, aunque desestima la responsabilidad penal de Cristiani porque se le atribuye un delito de encubrimiento, que no tiene persecución universal.

Por el asesinato de los jesuitas Ignacio Ellacuría, Ignacio Martín-Baró, Segundo Montes, Amando López, Juan Ramón Moreno y Joaquín López ya hubo un juicio en El Salvador, aunque los 14 acusados quedaron libres al aprobarse en 1992 una Ley de Amnistía. El actual presidente del país, Elías Antonio Saca, criticó la decisión de la Audiencia de seguir investigando: "En nada contribuye al desarrollo democrático del país", subrayó.
"Los asesinados eran la conciencia crítica de El Salvador, sumido en la injusticia estructural y el terrorismo de Estado. Fue un crimen de lesa humanidad llevado a cabo por el Ejército y con el apoyo del Gobierno. No podía quedar impune", señaló Juan José Tamayo, director de la Cátedra de Teología Ignacio Ellacuría en la Universidad Carlos III.

"Mi hermano sabía que iba a morir y quiénes iban a matarlo"

Carlos Martín-Baró logró ayer, casi 20 años después de desearlo con todas sus fuerzas, que la Justicia abriera una investigación sobre la muerte de su hermano Ignacio, asesinado con otros cinco jesuitas, su ama de llaves y la hija de ésta el 16 de noviembre de 1989 en El Salvador. "Estoy muy contento. No tenemos ningún espíritu de venganza, y mi hermano no la hubiese deseado, pero es importante que se sepa la verdad", añadió. "Nacho hubiera cumplido el pasado noviembre 66 años".

Carlos Martín-Baró, de 68, está convencido de que su hermano era perfectamente consciente del peligro: "Llamó a casa horas antes de morir. Nacho dijo: 'No se preocupen, porque estamos protegidos por el ejército'. Creo que se estaba despidiendo, con ironía y con elegancia, como era él". Su hermana Alicia le preguntó cuándo mejorarían las cosas. "Muchas personas van a tener que morir antes de que eso ocurra", respondió Ignacio Martín-Baró. Horas después era asesinado.
La Audiencia Nacional ha visto indicios de delito en 14 antiguos oficiales y soldados del Ejército salvadoreño a quienes los querellantes acusan de haber cometido la matanza de los jesuitas. "Mi hermano conocía a los verdugos. A Salvador le llaman el país de las 14 familias y creo que a uno de ellos llegó a darle clase", añadió Carlos. "Era un hombre extraordinario, que dedicaba todas las horas del día a enseñar o aprender. Le mataron por desnudar al poder y señalar sus carencias".

FUENTE: http://www.elpais.com/